Una de las últimas grandes revoluciones en el mundos de las IT ha sido la virtualización; la virtualización de servidores, de sistemas almacenamiento, de puestos de trabajo.
La virtualización de servidores ha facilitado entre otras muchas cosas el aprovechamiento de los recursos físicos de los dispositivos. En tiempos, las organizaciones adquirían servidores para cada uno de los servicios y/o aplicaciones que debían proporcionar. Los CIO’s se curaban en salud y adquirían servidores con más memoria, CPU y disco de la que a priori necesitaban. Esta sobre adquisición en aras de la seguridad se multiplicaba hasta el punto de que en un CPD la mayoría de la infraestructura no era nunca utilizada. Con la virtualización 1Gb de memoria o 1CPU podía ser utilizada para una aplicación o para otra fácilmente. Era, es, fantástico.
Para virtualizar siempre decíamos que el primer paso era uniformizar. Si todos los servidores físicos eran iguales (o similares), converger era mucho más fácil. Y así llegamos a la infraestructura convergente, que es el paradigma de estos últimos años que nos ha permitido ser a todos más felices y eficientes.
Sin embargo, como todo en la vida, esto ha llevado a una nueva situación. Como es muy “fácil” disponer de servidores virtuales una vez se dispone de infraestructura convergente fácilmente escalable, hemos elevado en sobremanera el ratio servidores-administrador. Y más servidores a gestionar implica más tareas mecánicas, más posibilidades de que falle uno de ellos y en general más complicaciones.
Por ello, el siguiente paso es automatizar. Sólo automatizando tareas es posible gestionar un elevado número de servidores de una manera eficiente. Como además se uniformizaron, ahora deberá ser posible automatizar tareas de mantenimiento repetitivas que no aportan nada al día a día. Los administradores pueden, de esta manera, dedicarse a actividades que aportan más valor y se sienten más realizados. Existen multitud de herramientas en el mercado, pero sólo HP Server Automation permite trabajar con todos los fabricantes del mercado (VMWare, Linux, HP-UX, Windows, etc..). El retorno de inversión es inmediato a partir de 30 servidores, lo que a priori no es un número demasiado elevado de servidores teniendo en cuenta que cada vez hay más aplicaciones implementadas sobre arquitecturas de tres capas (6 servidores por aplicación como mínimo, dos de presentación, dos de aplicación y dos de base de datos).
Pero ¿y si además de evitar realizar tareas mecánicas de mantenimiento pudiéramos hacer que se realizaran acciones en los servidores o en otros sistemas que permitieran solucionar las incidencias que ocurran?. ¿y si pudiéramos hacer que automáticamente una solución recogiera información de otro repositorio para actuar de una manera u otra? Si orquestásemos las acciones y las vinculásemos a los procesos TI del día a día minimizaríamos todavía más las acciones mecánicas, seríamos más eficientes y gestionaríamos mejor las incidencias, los problemas, el los cambios y el cumplimiento de normas. Es el siguiente paso en la mejora de la madurez de un Departamento de TI. HP Operations Orchestration es independiente de los fabricantes, se despliega entre 3y 5 veces más rápido que la competencia, reduce la resolución de incidencias de horas o días a segundos y sobretodo ahorra miles de horas de administradores y de personal de segundo y tercer nivel.
Una vez llegado a este punto, el CIO puede convertirse en un bróker de servicios IT, puesto que puede provisionar infraestructura, plataformas o software de una manera muchísimo más ágil que hasta ahora.
¿les suena?